viernes, 21 de noviembre de 2008

Santa Fe de Bogotá


Este año, al no tener tantos días para viajar como otros años, decidimos irnos un par de semanas donde nos llevara la web. Teníamos ganas de buen tiempo y naturaleza y centroamérica parecía un buen destino. Si bien en un principio nos tiraba más Panamá, compramos finalmente un billete baratísimo con Avianca en agosto, por unos 470 euros y aquí nos tenéis, escribiendo el blog en el aeropuerto de Bogotá, haciendo una extraña escala en Bogotá, esperando el vuelo para San José de Costa Rica.
Tenemos más o menos en mente una ruta y mañana cogeremos una avioneta para Golfito, una localidad al sur de Costa Rica. Nunca habíamos oído hablar de esta ciudad, tan solo aparecen unas reseñas en las guías turísticas. 24h horas antes de partir de Madrid, nos sorprendió la noticia de un terremoto justo a 45 kms de la Península de Osa, de 6,5 grados en la escala de richter, justamente en Golfito. Según las últimas noticias, no ha pasado nada, apenas unos destrozos, mañana, si todo va bien, llegaremos allí.
Volar con Avianca a Latinoamérica sale baratísimo, pero hay que aguantar unas diez horas duras desde Madrid a Bogotá, con retrasos, unos asientos duros, un avión abarrotado... Para hacer el tránsito hasta San José, hay que dormir en Bogotá, buscarse un hotel, pasar decenas de controles, aparecer en medio de una de la ciudades con peor fama del mundo, sentirse como en medio de un estado de sitio con el ejército por las calles, vencer la paranoia de que te van a robar etc. ¡AGOTADOR!
Bogotá está en el trópico, pero como se sitúa a unos 2800 metros de altitud, hace más bien fresquito, una espesa niebla lame los edificios, hay mucha humedad y un ambiente muy extraño, poca gente por la calle, un tráfico denso por calles destrozadas, mucha oscuridad... La radio habla de Patría, de inseguridad, de la "inquebrantable voluntad del noble pueblo colombiano" de salir adelante, se respira una tensa realidad ... Quisimos ir a dar una vuelta por el centro esta mañana, pero estaba tomado por una concentración de Indios indígenas por lo que nos tuvimos que quedar en el hotel viendo los ciento y un canales de telenovelas, teletienda y noticiarios que te cuentan irrupciones de volcanes, asesinatos, secuestros de niñas y narcos detenidos... Aún así y aunque parezca horrible lo que estamos describiendo, estar aquí de repente, de tránsito, de escala entre Madrid y el mar, tiene un punto casi literario y hacemos todo a pasos muy pausados, viendo pasar esta corta etapa santaferreña tomando café, diseñando rutas y escuchando el bonito hablar de los colombianos.

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